Se distorsiona el tiempo cuando lloras; se entremezclan tus lágrimas con el rimmel que hace cuestión de minutos iluminaba tu mirada;
Me gustaría abrazarte, poder sentir cómo se humedecen mis manos al retirarte dulcemente las gotas de llanto sordo que pueblan tus mejillas;
Nos sentaríamos a mirar la luna, en silencio, tú ya calmada y yo buscando mi paz; no hablaríamos, sentiríamos el aire cortante en nuestros rostros, pero no nos importaría; no nos moveríamos.
Tomaría tu mano y la agarraría fuertemente; notaría el frío de tus dedos y la apretaría contra mi pecho, como si fuera parte de mí.
Nos miraríamos y sin decir nada, cómplices de de un destino cada vez más caprichoso e hiriente, nos levantaríamos y comenzaríamos a andar, cada uno por su lado, con paso firme, dejando tras de nosotros, triste, hundido y resignado, el atisbo de amor que por un momento sobrevoló e inquietó nuestros corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario