Mañana acaba mi semana prácticamente recluido en mi casa. Ha sido una semana en la que me he dado cuenta que en esta época de mi vida, contrariamente a lo que he hecho, cuanto menos tiempo pase entre estas cuatro paredes mejor.
Durante estos días, en los que perder el tiempo ha sido mi rutina preferida, la escasa actividad física realizada, ha dado paso a una intensa actividad emocional. Me he dado cuenta que en estos momentos en los que he pasado tanto tiempo solo es en los que más se echa de menos tener un apoyo incondicional, tener a alguien que comparta conversaciones y quejas, dolores y sinsabores, ánimos y esperanzas, y es en los que más se piensa en los buenos momentos vividos y ahora, en parte anhelados....
Pero no voy a ser egoista, creo sinceramente que lo que echo de menos es la rutina de tantos años y no a la persona en sí ( que ya lo hice en su momento y ahora la estimo únicamente), por lo que tras estas reflexiones, sólo me queda esperar a mañana ( que lo duro ya pasó) y a partir de ahí, no volver a dejar que mi mente vuele por paraísos peligrosos y contraindicados para mí.
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