Desde siempre he admirado a la gente que se dedica a escribir...y me hubiese gustado ser uno de ellos, un humanista con vocación de escritor, un alma errante que navega por las vivencias acaecidas a lo largo del tiempo, escupidas en papel para que puedan ser interiorizadas como propias por quien las lea...
Pero nunca lo he sido, más bien me puedo considerar un mal amigo de la escritura, a la que acudo siempre que algo me va mal, porque sé que siempre me recibirá con los brazos abiertos, y me facilitará el poder desahogarme, y expulsar todas mis penas y miedos con un toque de literatura...
Sé que es una relación unilateral, que cuando todo va bien no soy capaz de compartirlo con palabras bonitas, porque lo bonito se me hace cursi y lo cursi ridículo....
Creo que el placer de escribir me lo otorgan los malos momentos, y gracias a ellos, soy capaz de expresar como de verdad me siento...
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