martes, 31 de enero de 2012

5ª parte

Una vivienda diáfana, sin amueblar, iluminada por una pequeña hoguera situada en su centro. Eso fue lo que me encontré al atravesar la desmembrada puerta. Nadie en su interior. Ni un atisbo de la dueña de la voz femenina que había escuchado con anterioridad y que me invitó a pasar.

Dí varias vueltas a la pequeña estancia con el fin de encontrar algún rastro, alguna pista, algo que probase que había escuchado aquellas palabras. Nervioso, sin saber qué significaba aquello, comencé a pensar que me estaba volviendo loco. Me acerqué a las escasas ascuas que quedaban de lo que en su momento pudo ser una bonita hoguera, y frente a ellas me dejé caer. No podía ordenar en mi mente todo lo que me había sucedido en las horas anteriores: me vi reflejado en el rostro de una mujer a la que seguí pensando que era mi amor platónico de juventud, que tras unos años había vuelto a mi vida; una encapuchada desconocida me había conducido hasta este lugar, y sin saber porqué, había sido incapaz de oponer resistencia, porque algo extraño me hacía confiar en dicha desconocida; ahora me encontraba en aquél edificio, en la vivienda desde la cual, una mujer inexistente me había invitado a pasar...

Mientras mi cerebro se entretenía buscando una explicación observé, de pura casualidad, porque me había quedado fijamente mirando las ascuas, que allí había un pequeño y brillante objeto. Lo miré con detenimiento y era una llave, muy grande para ser de una vivienda normal. Parecía una llave de un castillo, pero estaba fundiéndose, y me iba a ser imposible cogerla. Sin embargo, en el hueco de la misma, había un cordel metálico anudado, que se deslizaba a través de las ascuas y salía de la hoguera. Continué dicho cordel con la mirada y en su extremo, en el lado opuesto de la hoguera al que yo me encontraba, había un pequeño llavero con una inscripción, que pude leer cuando me levanté y me acerqué a él: " No confíes en la encapuchada; nos veremos en un sitio más seguro, en dos horas; Candice market store; líbrate de ella; quema este llavero"

"Estás aquí, estaba preocupada por tí, que estabas tardando demasiado".Se me heló la sangre al escuchar esa voz. Debido al miedo y los nervios de la situación, no me había percatado que la mujer encapuchada había entrado en el piso "D", donde yo me encontraba. Arrojé rápidamente el llavero a las ascuas. Temblaba de pavor. No tenía ni idea qué debía hacer. No sabía en quien confiar. La mujer encapuchada estaba ya a mi altura, y yo era incapaz de controlar mi nerviosismo.

lunes, 30 de enero de 2012

la coraza de mi corazón

Encontrar sentido a las sonrisas que esbozas y que esconden lágrimas, ocultas tras un caparazón impenetrable. Nadie lo ve, ni sospecha que existe, pero ahí está, protegiendo la intimidad de mis sentimientos y emociones, y filtrando lo que entra y sale de mi corazón. Es el único que conoce mi verdadera personalidad, mi verdadero yo, no aquél que proyecto hacia el mundo y que ha creado un personaje en torno a mí. Un personaje a la medida de los momentos vividos que busca ser el antagonista del que mora en mi interior; totalmente distinto, pero que a veces sufre de pequeños flechazos de emociones procedentes del corazón, que mi coraza no es capaz de bloquear, los cuales palía exagerando más si cabe su personalidad antagónica.

4ª parte.

Me adentré a través del portal de aquel edificio, muy deteriorado por el paso del tiempo y por todo lo que había tenido que soportar en su seno, y me encontré en un hall, iluminado por un pequeño candil alrededor del cual, hacían volar su imaginación cuatro yonkis bajo los efectos del caballo. Crucé la distancia entre el portal y las escaleras que me conducirían hacia los pisos superiores (obviamente no había ascensor en un edificio tan antiguo) esquivando todas las jeringuillas, cucharas y preservativos usados que encontraba en mi camino.

Llegué al primer piso de aquel edificio, por unas escaleras en las que en cada paso, la sensación de que podían quebrarse y propiciar una caída indeseada, sobrevolaba mi cabeza. Eché un rápido vistazo al primer piso, y observé que todas las puertas de las viviendas allí situadas estaban alicatadas, por lo que llegué a la conclusión de que allí no vivía nadie. Al darme la vuelta para emprender mi camino hacia el segundo piso, a través de las putrefactas escaleras por las que había venido, un escalofrío inundó mi cuerpo, y mi corazón se detuvo por un momento: apoyado en las escaleras, interrumpiendo el paso, se hallaba el cadáver de una anciana en avanzado estado de descomposición. Debido al mal olor que reinaba en todo aquel lugar, no había sido capaz de distinguir el fuerte hedor que emanaba del cadáver. Aguantando una arcada, lo empujé con el zapato, y corrí por las escaleras hacia el segundo piso sin mirar atrás.

En el segundo piso, deseando que mi aventura en ese siniestro edificio acabara, repetí la operación: Eché un rápido vistazo, comprobé que, como en el anterior piso, estaban todas las puertas alicatadas, y dejé de contener la respiración, cuando me cercioré de que entre toda la mugre que reinaba en ese descansillo, no había ningún otro cadáver.

Emprendí la subida al tercer y último piso, deseando que no hubiese nada allí y que mi aventura concluyese, pero teniendo el presentimiento de que algo me aguardaría allí. Algo extasiado, y con el corazón latiendo cada vez más deprisa, llegué a este último piso. Comprobé lentamente las puertas...alicatada, alicatada, alicatada.....Mi corazón dio un vuelco al observar que la vivienda "d", no tenía su puerta alicatada, sino que una antigua y muy deteriorada puerta de madera, entreabierta, se mantenía allí como podía, sujeta por cuatro clavos oxidados. 

Sin saber por qué, debido a que era presa del más absoluto miedo, me acerqué hacia la mencionada puerta. La curiosidad pudo conmigo, y pegué mi oído a la maltrecha madera que la mantenía en pie, con el objetivo de escuchar lo que sucedía en el interior de la vivienda. Previamente, el pequeño hilo de luz ténue que emanaba desde dentro, y escapaba a través del pequeño hueco existente entre el marco y la puerta, me hicieron pensar que dentro había alguien. La voz que paralizó todo mi cuerpo, e hizo que casi me desmayase, proviniente del interior, me hizo cerciorarme de ello: "Has tardado mucho pero por fin has llegado. Pasa, te estaba esperando".

viernes, 27 de enero de 2012

Estrella

No podía dormir. Mi cama, tantas veces acogedora y hechizante, trataba con todas sus fuerzas de no ser el el inicio y final de mis sueños. Tras muchos rodeos y cambios de postura con el mismo resultado, no conseguir conciliar el sueño, decidí levantarme, vestirme e irme a pasear, disfrutando de la noche estrellada que sólo ofrecen los pequeños pueblos, aislados del bullicio de las grandes urbes.

Caminé disfrutando de la agradable brisa de las noches abulenses de julio, sin más sonidos que los producidos por los miles de insectos que rondaban entre la maleza. Casi sin darme cuenta, había llegado a mi lugar predilecto de la zona: una roca situada en una colina, desde donde se divisaba todo el valle y se podía contemplar una espléndida panorámica del cielo estrellado de una noche de verano.

Allí me senté ( no era la primera noche que lo hacía, desde que había llegado hacía un par de semanas) y miré con nostalgia y melancolía aquel valle que hacía unos años, tantos veranos inolvidables me había hecho pasar. Ahora, pasada la treintena, todo era diferente. Lo que antes esperaba con ganas de diversión, ahora lo hago con las mismas ganas, pero de desconectar y descansar.

Miré al cielo, como tantas veces en los últimos años, y allí seguía mi estrella. Esa estrella que siempre me recuerda que cuando menos te lo esperas, aparece en tu vida alguien especial, que te ayuda, pidiendo a cambio únicamente que no vuelvas a necesitar esa ayuda; que hace que tus malos momentos duren lo menos posible; y lo más importante, lo hace sin tener porqué.

Esas son las verdaderas estrellas, las que brillan con luz propia. Yo tuve suerte de toparme con una en un momento crucial de mi vida, y no puedo agradecer todavía su inestimable ayuda. Lo único que está en mis manos es, cada noche en vela, mirar al cielo y recordar que merece la pena abrir el corazón a personas que tienen un sitio en el firmamento.

viernes, 20 de enero de 2012

De puertas para adentro...

Se acabó, anticipadamente, pero se acabó. Una decisión muy difícil, plagada de lágrimas, lamentos y caras de decepción que quizá sea lo más doloroso.
Siempre hay algo, siempre, y esta vez ha sido peor que nunca. Qué difícil es pasar tanto tiempo en casa y qué difícil se hace controlar mi cabeza de puertas para adentro, sin más distracciones que intentar estudiar.
He tenido apoyos (especialmente uno) pero al final no he podido más, porque se hace muy complicado en estos momentos tirar solo.
No quiero lamentaciones, no quiero más lloros. Esto que me ha pasado me hará mucho más fuerte, y he dado un paso esencial: sé que puedo estudiar.
De todo se aprende y llegaré a la próxima época de exámenes con más ganas y más decidido que nunca.
Ahora, relax y volver a salir de casa.
Gracias a mis padres por su comprensión, espero no volver a hacerles vivir escenas tan tristes.

jueves, 19 de enero de 2012

pensamientos y fantasías

 Vivo de los pensamientos y fantasías que vagan por mi mente, fluyen a través de mi cerebro y terminan deshaciéndose, como barcos de papel que intentan navegar, hasta que descubren, mientras se hunden, su triste realidad, tras unos pocos segundos de esperanza.

miércoles, 18 de enero de 2012

Siento la tardanza....

Cerca de 25 años han pasado desde que nací, y cerca de 25 años he tenido para cerciorarme de que soy lo que soy, tengo lo que tengo, y seré lo que sea en un futuro, gracias a dos personas, que aunque no se lo demuestre a ellos personalmente, son lo más importante de mi vida.

Nunca han consentido que me viniese abajo (y en estos últimos años por desgracia ha habido muchas ocasiones para ello); me han animado, a su manera, siempre, incondicionalmente, aun a sabiendas de que no había hecho lo correcto y nunca me han pedido nada a cambio, es más, me han dado mucho más de lo que me he merecido.

Últimamente, debido a los malos momentos que he pasado, he agradecido a mi gente su apoyo, pero no así con estas dos personas, que sin lugar a dudas, han sido la piedra angular que ha posibilitado que siguiera adelante; han sido, como siempre lo son, los artífices de generar en mi interior una personalidad de la que puedo sentirme orgulloso, casi tanto como de ellos.

Estas palabras no son ni una milésima parte de lo que ellos se merecen, porque son el aliento que siempre me empuja a ser mejor; el mejor apoyo en el que puedo sustentar mi vida, y en definitiva, lo que más quiero en este mundo: MIS PADRES.

3ª parte

Turbado, desconcertado, preso del miedo...Dí unos pasos hacia atrás, lentos, intentando no hacer ruido, con la mala suerte de que perdí el equilibrio y acabé de rodillas en el suelo, con las manos agrietadas, y notando como comenzaban a brotar lágrimas en mis ojos. ¿Qué era lo que acababa de presenciar?
Lentamente conseguí incorporarme, y al instante entré en estado de shock: una silueta se acercaba cada vez más hacia donde yo me encontraba, con paso firme. A unos 10 metros conseguí distinguir la figura de una mujer, de corta estatura, cuyo rostro tapaba con una capucha. Se situó a mi altura. No conseguía distinguir su cara, debido a que inclinaba su cuello y conseguía que su perfil se inundase de sombra. Me cogió de la mano ( tenía las manos heladas, como un cadáver) y me arrastró, sin que yo, sin entender por qué no, opusiese resistencia.

Me llevó a través del parque donde nos encontrábamos, alejándonos del lugar en el que me vi reflejado en la cara de la mujer más bella del mundo. Seguía sin comprenderlo. Le pregunté a aquella desconocida si sabía algo al respecto y dónde me llevaba. No obtuve respuesta alguna.

Tras abandonar el parque, y deambular por una serie de callejones inhóspitos, donde se amontonaban los "sin techo" entre una pila de cartones, llegamos a un edificio destartalado, como si hubiese soportado un holocausto o una guerra.

Aquella mujer soltó mi mano, y me dijo :" Entra. A partir de aquí no puedo acompañarte, pero velaré por tí". Tenía una voz muy aguda, áspera y dulce al mismo tiempo, embriagadora quizá, pero que no pudo detener el pánico que inundaba mi cuerpo: ¿Por qué había de entrar a aquel lugar tan tétrico y sinuoso? Sin embargo, otra vez sin saber por qué, hice caso a mi acompañante encapuchada y dirigí mis pasos hacia el portal, o lo que quedaba de él, del mencionado edificio.

martes, 17 de enero de 2012

2ª parte.

Captó mi presencia desde el primer momento. No parecía importarle que le importunara con mi mirada, a todo punto descarada, pese a mis intentos por parecer invisible. Es más, sus pausados y sensuales movimientos de cabello me hacían pensar que disfrutaba sabiéndose observada por mí. Hizo ademán de levantarse, y al girar su cabeza, sentí una punzada en el pecho, como si el aguijón de un escorpión se hubiese introducido en mí, expandiendo todo su veneno a través de mis órganos, provocando una mortífera sensación: en su rostro sólo podía ver mi cara reflejada.

1ª parte

Sentada se hallaba, bajo un manto de estrellas que iluminaban el tenue tiritar de sus labios. El frío de la noche hacía estragos en sus mejillas y las teñía de un color cobrizo que incluso resaltaba con más fuerza el cobalto de sus ojos. Quizá fue eso lo que no me permitió apartar mi mirada de ella, tan bella y tan temible. Allí estaba yo, como una sombra deslizándome entre la oscuridad con el único objetivo de contemplar aquella aparición.
Sé que con una sola vez que hubiésemos entrecruzado nuestras miradas hubiera bastado para hacer añicos mi corazón, y esclavizar mi alma para el resto de mis días.

lunes, 16 de enero de 2012

Mi muro

Cuando los grandes logros cojean por dudar de su validez, y las palabras profundizan más que el acero candente a través de la piel, es el momento de no pensar, de sólo sentir. Es el momento de valorar el sonido de tu propia respiración como la más dulce de las melodías y de saber que detrás de ese impenetrable y a su vez inconsistente muro, hay un latido propio y fugaz que debe llenar de orgullo la más mortal de las tristezas.

Reducidos a la nada más absoluta revolotean los flujos imaginarios de felicidad, escrutando anchos parajes teñidos de pesadumbres abandonadas por antiguos soñadores que consiguieron, durante un escaso pero apasionante momento, saberse protagonistas de su realidad.

Encontré refugio en tu mirada, que no pedía nada, que atraía mis recuerdos y sin preguntar, escondía mis lamentos y secaba mis lágrimas.

domingo, 15 de enero de 2012

Mi yo escondido.

Me descubro como un triste observador de tempestades, una mente dispersa en busca de esa sensación de tranquilidad que da el saberse en el sitio adecuado en el momento adecuado.
No llegará nunca el destino a cambiar tu tendencia al fracaso salvo cuando creas ciegamente en tí y valores el potencial que tienes, aletargado sí, pero dispuesto a despertar.
Me quito ante tí el sombrero, pequeño trovador especialista en sacar sonrisas. Nunca pensé que tras esa fachada de inmaduro e informal personaje, yacía una fortaleza mental inusitada.
Una vez más me dejas sin palabras, las mismas que tú sabes entremezclar de la mejor manera para agradar a quien las escucha.
Todos saben lo que tú eres. No escondas ese verdadero tú que enamora hasta a tu falso yo.

martes, 10 de enero de 2012

LAST DAY, LAST OPORTUNITY

Hoy es el último día para conseguir mis metas. Hoy debe ser ese punto de inflexión tan ansiadamente buscado, no por razones empíricas o circunstanciales, sino por razones matemáticas o técnicas: si a lo largo del día de hoy no consigo hacer que al acostarme me sienta orgulloso de todo lo que he hecho, lo realizado anteriormente no servirá para nada, y abandonaré los tres objetivos que me aguardan la semana que viene.

so....good luck.

domingo, 8 de enero de 2012

Somos príncipes de los momentos.

Abres los ojos a nuevas realidades. Te ciegas con destellos desconocidos de emociones turbadas. Descubres cálidos y acogedores sentimientos prohibidos para tu otro yo. Absorbes lo que puedes, prácticamente nada porque no sabes qué es lo que se te viene encima. Te agobias. Respiras fuerte. Te agobias de nuevo pensando en una pifia mayor que todas las que llevas a tu espalda. Necesitas algo. Necesitas cumplir con lo pactado y rediseñar un nuevo plan, una nueva estrategia, que como siempre cumplirás a medias o ni siquiera eso.

Todo sigue igual. Nada cambia. La historia es la misma, nuevos capítulos, nuevas temporadas, personajes que se van, personajes que vienen, pero la trama argumental se muestra invariable, inalterable e inalienable. Quién sabe si merece la pena un cambio drástico de guión, pero por ahora, aunque intentado, nunca ha llegado a buen puerto.

Seguimos apareciendo al mundo como príncipes de los momentos, poetas que viven para el minuto que viene después y se desconectan de la realidad al pensar en el futuro. Somos los personajes para los que un día hicieron un papel. Somos únicos pero inestables. Somos, soy yo.