miércoles, 18 de enero de 2012

3ª parte

Turbado, desconcertado, preso del miedo...Dí unos pasos hacia atrás, lentos, intentando no hacer ruido, con la mala suerte de que perdí el equilibrio y acabé de rodillas en el suelo, con las manos agrietadas, y notando como comenzaban a brotar lágrimas en mis ojos. ¿Qué era lo que acababa de presenciar?
Lentamente conseguí incorporarme, y al instante entré en estado de shock: una silueta se acercaba cada vez más hacia donde yo me encontraba, con paso firme. A unos 10 metros conseguí distinguir la figura de una mujer, de corta estatura, cuyo rostro tapaba con una capucha. Se situó a mi altura. No conseguía distinguir su cara, debido a que inclinaba su cuello y conseguía que su perfil se inundase de sombra. Me cogió de la mano ( tenía las manos heladas, como un cadáver) y me arrastró, sin que yo, sin entender por qué no, opusiese resistencia.

Me llevó a través del parque donde nos encontrábamos, alejándonos del lugar en el que me vi reflejado en la cara de la mujer más bella del mundo. Seguía sin comprenderlo. Le pregunté a aquella desconocida si sabía algo al respecto y dónde me llevaba. No obtuve respuesta alguna.

Tras abandonar el parque, y deambular por una serie de callejones inhóspitos, donde se amontonaban los "sin techo" entre una pila de cartones, llegamos a un edificio destartalado, como si hubiese soportado un holocausto o una guerra.

Aquella mujer soltó mi mano, y me dijo :" Entra. A partir de aquí no puedo acompañarte, pero velaré por tí". Tenía una voz muy aguda, áspera y dulce al mismo tiempo, embriagadora quizá, pero que no pudo detener el pánico que inundaba mi cuerpo: ¿Por qué había de entrar a aquel lugar tan tétrico y sinuoso? Sin embargo, otra vez sin saber por qué, hice caso a mi acompañante encapuchada y dirigí mis pasos hacia el portal, o lo que quedaba de él, del mencionado edificio.

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