martes, 17 de enero de 2012
2ª parte.
Captó mi presencia desde el primer momento. No parecía importarle que le importunara con mi mirada, a todo punto descarada, pese a mis intentos por parecer invisible. Es más, sus pausados y sensuales movimientos de cabello me hacían pensar que disfrutaba sabiéndose observada por mí. Hizo ademán de levantarse, y al girar su cabeza, sentí una punzada en el pecho, como si el aguijón de un escorpión se hubiese introducido en mí, expandiendo todo su veneno a través de mis órganos, provocando una mortífera sensación: en su rostro sólo podía ver mi cara reflejada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario